Con el año nuevo siempre nos planteamos cambios y propósitos nuevos en nuestra vida con la intención de crecer y mejorar como personas y sentirnos mejor con nosotros mismos.
Muchos de estos propósitos se repiten año tras año y al final no somos capaces de cumplirlos y es cuando lo que fueron propósitos para el año anterior se convierten en propósitos para el año nuevo y con ello, vuelta a empezar.
Existen muchos tópicos entre los propósitos para el año nuevo que se repiten no sólo año tras año sino también entre todas las personas. Adelgazar, Comer mejor, el gimnasio, aprender inglés, ser más puntual, etc...
¿Por qué a la vuelta de las vacaciones de Navidad queremos hacer cambios en nuestra vida?
En los momentos de cambio nos planteamos nuevos cambios, podría decirse que el cambio lleva al cambio. Además la vuelta de las vacaciones (tanto la de verano como la de Navidad) es un momento de cambio hacia la “estabilidad” ya que lo que prevemos es que nuestra vida vuelva a la rutina, la sensación es que durante las vacaciones no hubo exigencias, no había que cumplir con los valores sociales que todos interiorizamos, pudimos hacer lo que en cada momento nos apetecía. Al llegar estas fechas, nos planteamos qué queremos ser y qué tengo que hacer para conseguirlo, aunque lo hacemos de una forma poco reflexiva, sin valorar demasiado la importancia relativa de cada elección.
Es también razonable que nos planteemos este tipo de cambios cuando nuestra vida cotidiana va a estar más normalizada, ya que muchos de los propósitos a los que nos referimos en este artículo, son tratamientos o actividades que sólo funcionan para alcanzar “ideales” a medio-largo plazo, no sirve de nada ir un día o dos al gimnasio si mi intención es estar más en forma, tendré que ir durante un tiempo prolongado y ser constante, cosa que resulta más sencilla en épocas de estabilidad.
¿Cuáles son los nuevos propósitos más comunes?
Los propósitos tienen que ver con el ideal del “yo”, con lo que me gustaría ser, sin tener demasiado en cuenta lo que soy o mis posibilidades de serlo, así que según la cultura, la época, la sociedad en la que vivimos, tendré unas ideas u otras sobre ese ideal. En la actualidad, en nuestro país, las ideas que podrían guiar esos propósitos serían:
:: Salud Física: Ir al gimnasio, practicar un deporte, dieta.
:: Belleza: Gimnasio, deporte, dieta, operación de estética, depilación definitiva, etc...
:: Salud Mental: Dedicarnos tiempo para realizar actividades de cuidado hacia uno mismo (deporte, ocio, amistades,...) incluso podemos plantearnos una psicoterapia si pensamos que existe algún problema que nos cuesta resolver, etc...
:: Conocimientos Intelectuales: Cursos de idiomas, informática, etc... Incluso podemos plantearnos hacer una carrera universitaria.
:: Trabajo, Dinero, Vivienda: Cursos de idiomas, informática o cualquier otro que nos ayude a mejorar nuestra expectativa laboral y ascender, sea dentro de nuestra empresa o cambiando de trabajo. Mayor remuneración.
:: Pareja: Mejorar el aspecto físico (gimnasio, dieta,...) realizar actividades en las que prevemos que tendremos oportunidad de encontrar una pareja, etc. Nos podemos plantear dejar un matrimonio o relación que sabemos que no funciona para tener la oportunidad de encontrar otra persona. También la terapia de pareja tan en auge en los últimos tiempos tendría aquí cabida como intento de solución de los problemas con la pareja actual.
:: Familia: Conseguir una pareja adecuada para la constitución de una familia. Buscar que nuestros hijos obtengan todos los objetivos que nos planteamos para nosotros mismos.
En muchos casos, estos propósitos se convierten en fracasos ¿qué podemos hacer para evitar esos fracasos y cumplir con nuestras buenas intenciones?
Creo que es importante que tengamos claro qué estamos buscando con lo que nos proponemos, cuál es realmente nuestro objetivo, cuáles son nuestras posibilidades de alcanzarlo, porque si la decisión, estuvo guiada por un “ideal” es muy probable que nunca alcancemos el objetivo o que ni siquiera exista dicho objetivo (por ej, me puedo plantear estar “más sano” y eso no sé cuánto de sano es o cuándo alcanzaré dicho objetivo con lo que me sentiré frustrado y fracasado en cuanto abandone el propósito).
También podemos observar que muchos propósitos tienen que ver con distintos objetivos y que todos los objetivos se pueden alcanzar por distintas vías, por lo que a la hora de decidir qué propósitos plantearé para el curso que viene, puede ayudarnos reflexionar sobre lo que espero alcanzar y la vía menos costosa (en tiempo, dinero, esfuerzo, etc) de alcanzarlo.
¿Es bueno o malo hacerse propósitos de cambio? ¿por qué?
Con todo, los propósitos de cambio son síntoma evidente de salud y autoestima, ya que lo que me propongo es alcanzar mi ideal de persona, luego me quiero lo suficiente para visualizarme a mí mismo de esta manera y lucho por conseguir ser más sano, más atractivo, más inteligente, tener un mejor trabajo, pareja o familia,...
Lo que no es positivo es hacer propósitos inalcanzables, agotadores, nada satisfactorios, que no tienen demasiadas probabilidades de llevarse a cabo y que si no se cumplen, pueden llevarnos a tener una sensación de fracaso que en lugar de mejorar la visión de nosotros mismos, mine nuestra autoestima llevándonos incluso a sentimientos de profunda tristeza e irritabilidad. En lugar de valorar lo que nos hemos acercado al ideal del “yo” que había guiado nuestra intención, valoramos sólo el fracaso, es decir la no consecución del “yo ideal” y dejamos de querernos.
¿Qué recomendaciones prácticas dais para hacer bien los propósitos?
- Darse tiempo para reflexionar sobre el ideal de persona que cada uno tiene en mente y lo que verdaderamente nos proponemos alcanzar.
- Ser realista, si nunca he ido al gimnasio, no es muy razonable plantearse que voy a ir todo el año 5 veces a la semana. Quizá puedo empezar por ir un par de veces a la semana y si me gusta, decidir más tarde ampliar el horario. Podemos guiarnos por lo que ocurrió el año anterior y proponernos una mejora respecto a eso, comparándonos con nosotros mismos, tenemos datos más objetivos que movidos por la ilusión y el ideal.
- El abandono de un “propósito” no tiene por qué significar el abandono del objetivo que llevó a programar esa actividad, además, en alguna medida, el objetivo está satisfecho y en ese sentido, no tiene por qué ser un “fracaso”.
- Buscar / encontrar motivaciones en la propia actividad que voy a emprender y si no se encuentran, pensar que es muy probable que posteriormente se abandone. Si la actividad que me propongo emprender, no tiene ninguna motivación en sí misma, para mí, plantearme si puedo alcanzar el objetivo deseado por otros medios. Por ej es muy común apuntarse al gimnasio con la idea de estar más sano y atractivo/a, pero esto también puedo conseguirlo practicando un deporte, haciendo bailes de salón, aeróbic, etc. y es posible que alguna de estas cosas me resulte placentera en sí misma.
- Procurar convertir los propósitos en un estilo de vida y si realmente suponen un gran esfuerzo, acotarlos en el tiempo para poder sentir que hemos concluido con éxito lo que nos proponíamos. Podemos proponernos comer más sano (incluir en nuestra dieta de vez en cuando, alguna fruta o verdura que nos guste, siempre que disfrutemos con ello, etc.) pero si lo que vamos a hacer es una dieta de adelgazamiento, es recomendable que tenga una duración determinada, sino, siempre acabaremos las dietas abandonándolas y por lo tanto, con sensación de fracaso.
- En definitiva, tener presente que por muchos propósitos que nos hagamos, es muy posible que no lleguemos a ese “ideal” que podemos colocar en un lugar inalcanzable y que como mucho, vamos a mejorar un poco algunos aspectos de nosotros mismos.
Gracias a CBP Psicólogos (Centro de Bienestar y Psicoterapia) http://www.cbp-psicologos.com
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